domingo, 3 de noviembre de 2013
La ciencia maya
La matemática y la astronomía |
El aporte clave de los matemáticos mayas fue la creación del número cero, un concepto abstracto que permaneció ausente durante siglos en otras culturas.
Representaban el cero con una concha marina, usaban puntos o círculos del uno al cuatro, y rayas que valían cinco hasta contar diecinueve.
Su sistema numérico era vigesimal, y no decimal como el actual. Los científicos se preguntan si usarían los dedos de las manos y los pies para contar.
Las técnicas de observación celeste a simple vista que practicaban los sacerdotes mayas son estudiadas por los científicos actuales.
Se apoyaban en un sistema de referencias naturales. Describían las posiciones del Sol, la Luna, Marte, y registraban los eclipses.
Siguieron con detenimiento los movimientos de Venus, planeta al cual le asignaban una gran importancia en la determinación de guerras y sacrificios.
Ciertos edificios obedecieron a cálculos muy precisos. Durante la puesta solar de los equinoccios de primavera y otoño, la “serpiente de luz” sube al Castillo de Chichén Itzá por la escalera de la pirámide. La proyección solar marca siete triángulos de luz invertidos, como resultado de la sombra de las nueve plataformas del edificio. Cada semestre se concentran turistas de todo el mundo para observar el fenómeno.
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El calendario maya
El tiempo es redondo |
Gracias a la precisión del calendario, el más perfecto entre los pueblos mesoamericanos, los mayas eran capaces de organizar sus actividades cotidianas, y registrar simultáneamente el paso del tiempo, historizando los acontecimientos políticos y religiosos que consideraban cruciales.
Entre los mayas, un día cualquiera pertenece a una cantidad mayor de ciclos que en el calendario occidental. Al año astronómico de 365 días, denominado Haab, superponían el año sagrado de 260 días, llamado Tzolkin. Este último regía la vida de la “gente inferior”, las ceremonias religiosas, y la organización de las tareas agrícolas.
El año Haab, y el año Tzolkin formaban ciclos, al estilo de nuestras décadas o siglos, pero contados de veinte en veinte, o integrados por cincuenta y dos años.
Establecieron un “día cero”, que según los científicos corresponde al 12 de agosto de 3113 a.C. Se desconoce qué sucedió, aunque probablemente se trate de una fecha mítica.
A partir ese día los ciclos se sucedían. Sin embargo, la repetición dominaba a la linealidad. Podían suceder cosas diferentes al interior de cada período de veinte o cincuenta y dos años, pero cada secuencia era exactamente igual a otra, pasada o futura.
Así lo expresa el Libro del Chilam Balam: “Trece veces veinte años, y después siempre volverá a comenzar”.
La repetición crea problemas para traducir las fechas mayas a nuestro calendario, dado que resulta muy difícil identificar hechos parecidos de secuencias diferentes. La invasión tolteca del siglo X se confunde en las crónicas mayas con la invasión española sucedida quinientos años después.
Por ello, los libros sagrados de los mayas eran simultáneamente textos de historia y de predicción del futuro. En la perspectiva maya, pasado, presente y porvenir son una misma dimensión.
A la inversa, los historiadores contemporáneos recurren a las profecías mayas para conocer episodios del pasado de esta sociedad, en tanto la profecía expresa una forma de la memoria.
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Escritura
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Religion
La Cosmología y el Poder Político |
De modo similar a otras sociedades antiguas, la forma en que percibían el universo nos proporciona una radiografía de la estructura de poder, las funciones de los gobernantes, las divisiones territoriales, el ordenamiento de las ciudades, y los aparatos administrativos. Los reyes tenían carácter divino, y oficiaban como sumos sacerdotes. Fijaban la doctrina y establecían los procedimientos rituales. Los miembros de sus linajes también desempeñaban tareas religiosas. El rey estaba directamente relacionado con los dioses, era considerado uno de ellos. Cuanto mayor fuese la sacralidad del gobernante y la fastuosidad del culto, la sociedad se sentía más segura e integrada. Conforme a las creencias, los reyes eran potencias generadoras de vida. Gobernar, para los mayas, significaba administrar correctamente el orden del cosmos, la sociedad y la naturaleza. Ello explica el poder absoluto de los reyes, a partir de la posesión de los secretos del mundo de los muertos. Los ancestros fundadores de linajes eran asociados con seres sobrenaturales, denominados wayob. Los arqueólogos han identificado imágenes de estos seres en las piezas de cerámica. Para los mayas, los espíritus de los wayob vivían en las construcciones gigantescas de las principales ciudades. La creencia en los wayob fortalecía el poder y la legitimidad de las dinastías gobernantes, funcionando como un nexo con el mundo de los muertos.
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El poderío de la naturaleza | ||||||
La selva imprimió por completo la percepción de la realidad. Los mayas creían que una energía biocósmica atravesaba a las personas, a los animales, a las plantas y a los seres inanimados, imprimiéndoles su razón de ser. A mayor carga de energía, mayor era la categoría y la importancia de cada ser vivo, cosa, o deidad. Los mayas creían que el descomunal gasto que realizaban los dioses se reponía con la sangre humana de los sacrificios. La creencia en el poder combustible de la sangre muestra dioses vulnerables. Por el contrario, destacaba el papel de los hombres para mantener el universo. Los mayas representaban la superficie de la tierra como la espalda del caimán, o como una tortuga marina, que sostenía a la ceiba, un árbol gigante sobre el cual se apoyaba el cielo. Al resguardo de su sombra descansaban los sacerdotes, los guerreros muertos en combate, y las mujeres fallecidas en el parto. El cielo se asociaba con la imagen de la serpiente de dos cabezas, imagen de la dualidad de la vida y la muerte. Más allá de la tierra y el cielo, los mayas otorgaron la mayor atención al subsuelo o inframundo. Además de ser la morada de los muertos y los dioses, era la fuente de la vida, y del maíz, el componente fundamental de su dieta. El Xibalbá, o País de los Muertos, era un reflejo del mundo terrenal. Construían las pirámides como representación del interior de la tierra. Centrada en el subsuelo, la noción maya del Otro Mundo abarcaba una dimensión más compleja, un universo paralelo al de los seres vivientes, el cual incluía el cielo, la superficie terrestre, la profundidad del océano y la espesura de la foresta. El Otro Mundo era el lugar donde se resguardaban los secretos del cosmos y del transcurso del tiempo, los misterios de la vida y el destino de los seres humanos.
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Modo de vida y organización social.
Agricultura
Obligados a enfrentar un entorno hostil, y la gran variabilidad climática que los sometía a frecuentes sequías, los mayas desarrollaron estrategias muy sofisticadas, y grandes obras de ingeniería para acumular agua, distribuyéndola a través de canales que aprovechaban las diferencias de la topografía.
Para disminuir los efectos de la sequía que se prolongaba durante ocho meses, los mayas elegían la proximidad de lagos naturales o cenotes para instalarse, como en Chichén Itzá.
Además del maíz cultivaban algodón, frijoles, calabazas, tubérculos y una especie de pita, apta para destilar pulque y extraer fibras textiles. El cacao es un producto originario de la región maya de Tabasco.
Desbrozaban los terrenos a través de la quema de las plantas silvestres, y luego sembraban con la ayuda de un palo puntiagudo que hacía las veces de azada o instrumento de arado. Este sistema produce agotamiento del suelo, de no utilizar fertilizantes. La parcela desmalezada y quemada necesita de seis a diez años para su recuperación.
Sin ser esclavos, los campesinos eran considerados “gente inferior” y rendían vasallaje a los señores de la nobleza. Al igual que cada casta contaban con sus propias deidades familiares, relacionadas con la actividad que desarrollaban. En su caso rendían culto a un dios de la agricultura.
La Sociedad de Castas y Linajes |
La sociedad maya se organizaba en clanes familiares cerrados. Cada clan estaba integrado por linajes de distinta jerarquía, según la distancia que los separaba del ancestro fundador, muchas veces impuesto a través de la violencia de ciertos grupos sobre otros.
El término ninja, o “casa grande”, designaba a los patrilinajes agrupados en torno a un gran señor. Servía para denominar al edificio principal donde residían los líderes de los clanes.
Los parientes directos del primogénito del fundador del clan ocupaban el lugar más alto en la pirámide social.
Los reyes divinos ocupaban la cúspide de la sociedad de castas, seguidos por los sacerdotes emparentados con ellos, los guerreros, los artesanos, los comerciantes, y los campesinos.
Al finalizar el Período Clásico, la sociedad se hizo cada vez más estratificada, y a diferencia del norte mexicano, las relaciones de parentesco se limitaron al interior de cada casta.
En 1566, el obispo de Mérida Fray Diego de Landa, describió la organización social maya en su Relación de las cosas de Yucatán.
Los almehenoobs se ubicaban en la cúspide. Su casta era integrada por la nobleza hereditaria que controlaba los principales cargos administrativos y militares. De cualquier forma, para acceder a los puestos tenían que ganárselos, mostrando méritos y aptitudes a través de un examen consistente en descifrar enigmas e interpretar expresiones figuradas denominadas “lenguaje de Zuyúa”.
Los candidatos que fracasaban tenían que estar dispuestos a morir. Para aspirar al poder había que saber interpretar palabras y escrituras. Como reza el libro del Chilam Balam, “Los jefes de aldea son apresados por la noche porque no han sabido comprender. ...Por eso son ahorcados y por eso les cortan las puntas de las lenguas y por eso les arrancan los ojos”.
Si el aspirante era elegido, era tatuado con pictogramas en la garganta, el pie, y la mano.
Al interior de los almehenoobs surgía el Halach uinic, “el verdadero hombre”, un intermediario entre los parientes superiores –considerados divinos–, y los parientes de los linajes inferiores.
El Halach uinic gobernaba con la ayuda de sus parientes directos, y su cargo era hereditario para asegurar la continuidad y la hegemonía de los linajes principales.
Los miembros de la nobleza, y parientes de segunda línea de los reyes, cumplían distintas funciones. Los bataboob se dedicaban a la percepción de tributos, la administración de justicia, el oficio de escribas, y oficiaban como sacerdotes.
Peldaños más abajo, siempre al interior de las clases superiores, una diversidad de funcionarios cumplía con distintas funciones. Los ah cuch caboob controlaban el trabajo de los campesinos y las castas inferiores. Los ah holpop eran delegados político-religiosos responsables de organizar las ceremonias y la custodia de los instrumentos musicales. Los tupiles eran oficiales reales y jefes administrativos. Tenían a su cargo imponer el orden al interior de las ciudades.
Tocados cefálicos compuestos de plumajes multicolores, joyas y máscaras de jade, tejidos suntuosos, formaban parte de los atributos para reforzar el poder de la en las ceremonias multitudinarias que saturaban el calendario sagrado.
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Cronologia
Estelas y Calendarios |
Gracias al sentido histórico con el cual pensaban el devenir de la vida, los mayas tuvieron una precupación intensa por medir el paso del tiempo. Llevaban registros minuciosos de los grandes acontecimientos políticos y sagrados, las victorias militares decisivas, la fundación de las ciudades, la coronación de los príncipes, y la emergencia de nuevas dinastías.
A partir de la observación de los astros elaboraron un complejo y preciso calendario. Conservaron la memoria de los hechos significativos a través de la erección de estelas, monolitos o placas talladas en piedra, que permiten conocer su historia mediante las fechas sumamente exactas que llevan inscriptas, y la información que muestran las imágenes grabadas en la superficie de dichas estelas. No obstante, la tarea de los científicos se complica por la concepción circular del tiempo que tuvieron los mayas.
La estela más antigua fue encontrada en Tikal, y pertenece al año 292 d.C. Conforme a las tradiciones mayas, marca el inicio del Período Cásico o Dinástico. La estela más reciente que se ha hallado corresponde al año 889, y fue descubierta en Uaxactún. Ambas ciudades se encuentran muy próximas, en el actual territorio de Guatemala.
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Intro
La civilización maya habitó una gran parte de la región denominada Mesoamérica, en los territorios actuales de Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador y en el comprendido por cinco estados del sureste de México: Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán, con una historia de aproximadamente 3000 años.
Durante ese largo tiempo, en ese territorio se hablaron cientos de dialectos que generan hoy cerca de 44 lenguas mayas diferentes. Hablar de los "antiguos mayas" es referirse a la historia de una de las culturas mesoamericanas precolombinas más importantes, pues su legado científico y astronómico es mundial. Contrariamente a una creencia muy generalizada, la civilización maya nunca "desapareció". Por lo menos, no por completo, pues sus descendientes aún viven en la región y muchos de ellos hablan alguno de los idiomas de la familia mayense.
La literatura maya ilustra la vida de esta cultura. Obras como el Rabinal Achí, el Popol Vuh, los diversos libros del Chilam Balam, son muestra de ello. Lo que sí fue destruido con la conquista es el modelo de civilización que hasta la llegada de los primeros españoles, había generado tres milenios de historia.
La conquista española de los pueblos mayas no se consumó hasta 1697, con la toma de Tayasal, capital de los mayas Itzá, y Zacpetén, capital de los mayas Ko'woj, en el Petén (actual Guatemala). El último estado maya desapareció cuando el gobierno mexicano de Porfirio Díaz ocupó en 1901 su capital, Chan Santa Cruz, dando así fin a la denominada Guerra de Castas.
Los mayas hicieron grandes e impresionantes construcciones desde el Preclásico medio y grandes ciudades como Nakbé, El Mirador, San Bartolo, Cival, localizadas en la Cuenca del Mirador, en el norte del Petén, y durante el preClásico, las conocidas ciudades de Tikal, Quiriguá (ambas las primeras en ser declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en 1979 y 1981 respectivamente), Palenque, Copán, Río Azul, Calakmul, Comalcalco (construida de ladrillo cocido), así como Ceibal, Cancuén, Machaquilá, Dos Pilas, Uaxactún, Altún Ha, Piedras Negras y muchos otros sitios en el área. Se puede clasificar como un imperio, pero no se sabe si al momento de colonizar impusieron su cultura o si fue un fruto de su organización en ciudades-estado independientes cuya base eran la agricultura y el comercio. Los monumentos más notables son las pirámides que construyeron en sus centros religiosos, junto a los palacios de sus gobernantes (lugares de gobierno y residencia de los nobles), siendo el mayor encontrado hasta ahora el de Cancuén, en el sur del Petén, muchas de cuyas estructuras estaban decoradas con pinturas murales y adornos de estuco. Otros restos arqueológicos importantes incluyen las losas de piedra tallada usualmente llamadas estelas (los mayas las llamaban tetún, ‘tres piedras’), que muestran efigies de los gobernantes junto atextos logográficos que describen sus genealogías, entronizaciones, victorias militares, y otros logros. La cerámica maya está catalogada como una de las más variadas, finas y elaboradas del mundo antiguo.
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